MARÍA NOEL RICCETTO
Bailarina
“Al igual que la maternidad, el liderazgo me ha puesto en un lugar de aprendizaje constante.

María Noel Riccetto es una de las figuras más destacadas del ballet clásico a nivel nacional e internacional. Reconocida como Mejor Bailarina en el prestigioso concurso Benois de la Danse en 2017, su carrera es un ejemplo de esfuerzo, dedicación y pasión. Tras una exitosa trayectoria como solista en el American Ballet Theatre y en el Ballet Nacional del Sodre, actualmente se desempeña como directora artística de la compañía nacional. Con este rol María Noel Riccetto marca una nueva etapa en su carrera profesional, dedicando su experiencia y compromiso en la formación de nuevas generaciones de bailarines. Su historia es una fuente de inspiración permanente.
Al mirar atrás, ¿qué momento de tu carrera como bailarina recordás con más cariño?
El haber entrado al American Ballet para mí fue un momento imponente. Primero, por el lugar en el que entraba, en las condiciones que lo hacía y cómo me recibieron. Mirando hacia atrás parece mentira haber logrado lo que logré. Y, después, un momento que recuerdo también con muchísimo cariño es mi vuelta a Uruguay. Mi primera función en el Auditorio del Sodre, en el auditorio nuevo, un lugar tan esperado. Esos creo que son dos momentos enormes de mi carrera. A la distancia siento mucho agradecimiento por haberlos vivido.
¿Qué lugar tiene la mujer en la danza y qué balance hacés de tu propia experiencia?
En esta profesión la mujer tiene total preponderancia. Siempre sentí que se me respetaba muchísimo, y que en la carrera como bailarina la mujer está puesta siempre al frente. Creo que supe aprovechar las oportunidades cada vez que me las dieron, y que eso también fue la retribución a haberme esforzado y trabajado muchísimo. Aprovechar esas ventanas de oportunidades fue crucial para tener una buena carrera.
Marcaste un hito para Uruguay siendo premiada como Mejor Bailarina en el prestigioso Benois de la Danse. ¿Qué significó para ti y para la danza nacional recibir este premio?
Creo que, si bien en Uruguay ya se me conocía por mi profesión y por la carrera que había hecho afuera, lo que significaba ganar ese premio me puso en boca de todos. Fue impresionante la cantidad de mensajes que recibí en ese momento, la trascendencia que le dio la prensa, que nunca me imaginé que fuera a ser tan grande. De repente, al ganar el Benois de la Danse puse al ballet en el mapa de Uruguay, porque siempre perteneció a un nicho. Fue muy significativo haber ganado en Rusia un premio tan prestigioso, que es considerado como el Oscar de la danza, sobre todo porque llegaba en un momento de mi carrera en el que estaba más cerca del final que del inicio. Lo viví como un gran premio al esfuerzo, al sacrificio, a todo el trabajo, una frutilla en la torta.
¿Cómo se maneja la presión y la expectativa siendo figura pública en un mundo exigente como el del ballet?
Lo manejo con naturalidad, teniendo gente alrededor que es mi cable a tierra, apoyándome mucho en mi familia. La presión también la manejo sabiendo que es solo ballet, que hay otras cosas más importantes como la familia y mi hijo en estos momentos. Ser madre cambió mis prioridades y la manera en que miro muchas cosas. Me tocó tener este lugar de ser una persona pública y te diré que hasta lo disfruto. Fue un honor haber representado a Uruguay siendo bailarina, y estar representando al ballet del Sodre y a mi país dirigiendo la compañía nacional. También disfruto del cariño y el respeto de la gente, de que se me reconozca como bailarina o por mi trayectoria. Todo viene de la mano y no hay nada como llegar a casa y darme un baño de realidad. Me siento afortunada de dónde estoy, de quién soy y de lo que he hecho.
Ahora, como directora del BNS, ¿qué te gustaría aportar al futuro de las nuevas generaciones de bailarinas?
Más que nada el respeto y la ética al trabajo. La responsabilidad que uno tiene al salir al escenario para con sus compañeros y para un público que te aplaude, que celebra tu arte. Me parece que eso es lo que quiero dejar, que sin trabajo no se logra nada, que sin el sentido de profesionalismo hacia la carrera no se llega muy lejos. Teniendo un poco en cuenta mi visión como directora quiero dejarles a todos estos bailarines un legado hermoso en repertorio, la posibilidad de trabajar con grandes maestros, repositores y coreógrafos. Eso para mí como bailarina era esencial, el poder tener esa versatilidad de trabajar en un clásico o en una pieza contemporánea.
¿Cómo te autopercibís en tu rol de liderazgo?
Me veo como una constante aprendiz. Siento que para liderar hay que estar abierto a seguir aprendiendo. Me queda muchísimo por recorrer todavía, quizás el mayor desafío es terminar de conocer a la gente. Creo que tengo una visión clara, que soy empática, pero estricta. Así como hice mi carrera a base de muchísimo trabajo, es lo que pretendo también de los demás. Al igual que la maternidad, el liderazgo me ha puesto en un lugar de aprendizaje constante.
¿Cómo te encontrás estrenando esa nueva faceta de ser mamá?
Esperé tanto ser mamá y el año pasado se dio. Tuvimos que sortear varios desafíos para llegar a ser padres, pero me encuentro en un hermoso lugar en este momento, disfrutando completamente de ver a Salvador crecer, y de verlo sano también. No solo fue un bebé muy buscado y esperado, sino que también nació con una prematurez extrema. Eso implicó varios meses en el CTI, en donde, si bien yo sabía que era fuerte, descubrí aún más de mi propia fortaleza. Me siento muy empoderada, me siento fuerte y muy, pero muy feliz y agradecida. Estoy aprendiendo día a día el ser mamá, es un aprendizaje constante, pero pasando raya estoy disfrutando mucho de esto.
¿Hay algo en la maternidad que sientas se relaciona con la danza?
Creo sin dudas que la tenacidad, el esfuerzo y el cansancio. Igualmente creo que la maternidad no se asemeja con nada. Si bien hay muchas aristas en común, esto me dio vuelta. Es todo lo que me imaginaba y más, en todos los aspectos: en cuanto a felicidad, pero también en cuanto a cansancio, frustraciones. Antes de Salvador yo era muy feliz, pero ahora se cuadriplicó. Es increíble.