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marzo 7, 2025

Científica

“La ciencia es trabajo en equipo, individualmente no se logra nada”

Lucía Spangenberg es magíster en bioinformática y trabaja en el Institut Pasteur de Montevideo y en el Departamento Básico de Medicina del Hospital de Clínicas. Con un posdoctorado en Genómica Humana, su labor ha sido destacada en la revista científica Nature por su contribución en la secuenciación genética, particularmente en el estudio del SARS-CoV-2. Sus contribuciones en la investigación genómica de la población uruguaya constituyen un aporte significativo para la comunidad, favoreciendo el tratamiento de enfermedades a través de diagnósticos moleculares más precisos.

¿Cómo una joven decide emprender el camino de la bioinformática?

Fue muy azar. No es que de chica ya tenía una vocación definida, ni ahí. Me gustaban muchas cosas, como la matemática, la informática, la biología, la medicina, no tenía muy claro por dónde ir. Entonces, googleé en su momento “biología e informática” y salió la carrera bioinformática. Me fijé y se podía estudiar solo en algunos países, entre los cuales Uruguay no estaba. Como había ido a un colegio alemán y tenía una entrada más directa a Alemania, me fui a estudiar la carrera allá. Pero fue muy al azar, es más, no sabía si me iba a gustar. De a poco fui arrancando y me copó.

¿Cuáles considerás han sido tus principales aportes al campo de la ciencia?

Nosotros estudiamos a la población uruguaya desde el punto de vista de su ADN. Eso te da información de qué ancestrías existen en nuestra sociedad y cómo se estructuran geográficamente. Por ejemplo, si nos vamos más al norte, tenemos más ancestría indígena. Esto sirve para entender un poco nuestro pasado como país, pero también nuestro presente y futuro. Nos da información sobre qué riesgos hay de contraer ciertas enfermedades y esos datos permiten tomar acciones de salud pública para postergarlas o prevenirlas. Por otro lado, hacemos mucho foco en las enfermedades raras, ya que estudiando el ADN de pacientes podemos identificar qué mutación está causando la enfermedad. Esta información es muy relevante porque son enfermedades de difícil diagnóstico y los pacientes suelen estar mucho tiempo antes de lograr identificar lo que tienen. En ese tiempo la enfermedad puede avanzar y empeorar. Conocer qué se tiene, es decir, tener un diagnóstico molecular de la enfermedad es clave para un correcto manejo.

¿En qué medida esos hallazgos significan una contribución a la comunidad?

Los temas en los que estamos trabajando ahora tienen un impacto súper directo en la comunidad. A nivel poblacional es reimportante conocer dónde vivimos, los antepasados que tenemos. También es trascendental conocer el futuro de la población uruguaya a nivel de qué mutaciones predominan acá y pueden implicar un riesgo. Después, en la parte de medicina genómica es muy directo el impacto porque tenemos varios proyectos y trabajamos con los pacientes que llegan al Pereira Rossell o a la Cátedra de Nefrología. Esas personas se benefician del resultado de los estudios que hacemos al obtener un diagnóstico molecular que, en caso de evidenciar enfermedad, permite que se la trate de un modo más preciso.

¿Cuáles son los desafíos de ser investigadora en nuestro país?

Primero, independientemente del género, hacer ciencia en Uruguay es bastante difícil en cuanto a los recursos que se destinan para esto. Esa es una problemática bien sabida. Nuestro país no destina suficientes fondos para la ciencia, entonces, se hace complicado competir a nivel internacional, estando lejos de todo. Además, como Uruguay no está catalogado como un país de bajos recursos, ni siquiera accedemos a ese tipo de apoyo. Como mujer investigadora, en particular, se sabe que existe el efecto techo de cristal, que refiere a que de alguna forma las mujeres no llegan a posiciones de liderazgo en la misma proporción que los hombres. Sumando ambos factores, se hace difícil ir progresando en la carrera.

Tu trabajo ha sido reconocido por la revista Nature, ¿qué significó este logro en tu carrera?

La mención se da en el contexto de pandemia, en el que Uruguay fue especialmente mirado por el exterior. Estuvo muy bueno, obviamente es un honor que esa revista, que es donde todos queremos publicar algún día, haya mencionado el trabajo que hicimos, tanto antes como durante la pandemia. Fue algo que me dio mucha visibilidad y, al dar visibilidad a una investigadora, también se abre la puerta para mostrar el trabajo que hacen las personas que conforman ese grupo. Eso está buenísimo porque la ciencia es trabajo en equipo, individualmente no se logra nada.

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